
Sabe amargo
Nadie vive del pasado y si lo hace, se estanca. Medir a este Tren con su formidable arranque del año pasado con 17-3 tiene que ser una total perdida de tiempo. Lo que no se puede evitar es el presente, mucho menos el futuro, el balance de 3-7 sabe amargo y los ojos de esperanza de ponen vidriosos. León volvió a imponerse 7-3 en la ciudad metropolitana arrancando una entrada de cuatro carreras al zurdo Héctor Silvestre y un error en tiro de Renato Morales que contribuyo al único parpadeo monticular del dominicano.
Por si fuera poco el bateo que tan eficiente se ha visto sin importar la forma en que lo ordene el manager Ender Chávez se quedó sin oxígeno en la recta final al conectar un hit en las últimas cuatro entradas, mientras veía volver a fallar a una de sus principales promesas el derecho Julio Ráudez. No todo está en manos del manager, que no puede seguirse pareciendo a Thomas Edison en temas de inventos, ni a Doumbledore para cambiar las cosas como mago. En beisbol eso es pura metáfora, los buenos adjetivos son decorativos para los triunfos y los descalificativos cuando la derrota se vuelve rutina.
En realidad sabe amargo estar perdiendo, pero este no es un nuevo sabor, el año pasado una mala racha en la recta final del play off de 12 juegos los dejó fuera de las finales por unos juegos. Si parafraseamos el Eclesiastes nada es eterno y hay tiempo para ganar y para perder, para llorar y sonreir. Ya llegará el tiempo para que el sabor cambie.
