Maestros con colmillos en el pitcheo del Tren
La historia aún cuenta con su pulmón de archivos que José Luis Quiroz siempre fue un número uno donde llegaba y que mientras Julio Raudez batallaba por establecerse entre doble A y Triple A en las menores de San Francisco, también dejaba una huella brillante como lanzador en la Selección Nacional.
Ambos le van a trabajar al Tren del Norte en la próxima Liga Profesional como entrenadores del pitcheo. Desde que se retiraron de la colina, su carrera ha sido empinada para seguir creciendo en el manejo de una de las áreas más delicadas e importantes del juego como es el staff de lanzadores.
Quiroz nunca fue un lanzador de llamas, pero su pitcheo retorcido, el fino control y su variedad de recursos lo convirtieron en un as de las colinas; en los años noventa fue un lanzador complicado y logró hacer varias selecciones a mediados de los años noventa. Su mejor temporada en el béisbol nacional fue en 1995 cuando logró 18 victorias, trabajó más de 240 entradas y su efectividad fue de 2.91 con los bates de aluminio explotando en los montículos.
De por vida tuvo 81 triunfos, porque su brazo duró poco; un par de lesiones en el hombro y codo le acortaron lo que debía ser una consistente carrera. En la Selección uno de sus triunfos más importantes fue ante China Taipéi en el Mundial de 1994 en Nicaragua. Se dio el lujo de estar a la par de brazos como los de Marvin Zelaya, Freddy Corea, Orlando Cuevas y Oswaldo Mairena.
Debutó en la primera división a los 21 años y en las primeras seis temporadas ya tenía 62 triunfos en una frecuencia que amenazaba con convertirlo en un fácil ganador de 100 juegos, pero surgieron las lesiones.
En su nueva etapa como entrenador ha sido coach de varios equipos en la Primera División y la Liga Profesional. Campeón con Granada 2007-2009, con Matagalpa 2012 y el Bóer 2020. En la profesional ha sido coach de los equipos campeones del Bóer 2007-2008 y el Chinandega 2017-2018.
Se retiró en el 2000 con el Rivas, pero su equipo siempre fue Granada; ahora lleva casi 20 años trabajando como asistente del coach o en el mismo rol de entrenador principal de los lanzadores. Con el Tren tiene un gran reto como asistente de Julio Raudez, quien tiene su propia historia.
El hijo del formidable Diego, tirador de bolas submarinas y padre de Julio Jr. dueño de una imponente recta sobre las 90 millas por hora, ha hecho su propia historia conquistando 170 triunfos en el beisbol nacional, estelar de la Selección, firmado con los Gigantes de San Francisco y ahora un competente entrenador jefe del Tren del Norte.
Raudez arañó la Triple A y cabalgó un buen rato en la Doble A, mientras se mantenía 5 años en las menores donde ganó 27 juegos, más 43 en la Profesional y más de 10 triunfos en la Selección lo convierten en un brazo de más de 250 triunfos en toda su carrera.
Ganó un partido en la Copa Intercontinental de 1997 con 0.00 de efectividad y 9 ponches. Fue medalla de plata en los Centroamericanos de 1997, bronce en el Mundial de 1998, plata en los Centroamericanos y del caribe de Maracaibo donde compartió staff con Vicente Padilla.
Estuvo en la Copa del mundo del 2005 donde Nicaragua tuvo un triunfo de 1-0 sobre Republica Checa y el indescifrable Pavel Budsky. Oro en los Centroamericanos de 2006 y tuvo 1-1 con efectividad de 1.13 en las eliminatorias de los Olímpicos de Sídney.
Está será su cuarta temporada con el pitcheo del Tren del Norte y espera responder a su reputación de ser unos de los entrenadores más exigentes y competentes que existen en el terruño.
Por ahora hay que ver como se desenvuelven estos dos colmillos del pitcheo con lo que ha sido unos de los talones de Aquiles de la tropa norteña en sus tres años de existencia.